jueves, 23 de agosto de 2012

Andrés Neuman


Desprotegida y grande: la sencillez.

 

Al paciente le queda cada vez más tiempo.

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La maldad no se elige: la llevamos dentro. Por eso oponerse a ella constituye un refinado acto de libertad.

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Me contradigo porque soy incrédulo.

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Las ideas actúan. Por eso no todas las opiniones son respetables.

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Qué increíble progreso supondría reemplazar lo políticamente correcto por lo moralmente profundo.

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La felicidad es un estado de gratitud.

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Lo último que se pierde no es la esperanza: es la ironía.


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Nos hacemos mayores cuando nos damos cuenta de lo fácil que resulta que las cosas salgan mal.


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Conviene burlarse un poco de casi todo, y mucho de casi nada.

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No podríamos sobrevivir sin sabernos mortales, pero no podemos vivir sin sentirnos eternos.


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La discreta nostalgia de lo que no ocurrió.


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Las verdades suceden.

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Tener ganas de tener ganas.

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Que no éramos inofensivos: uno de nuestros aprendizajes más ingratos.
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Nuestra fuerza radica en la honestidad de nuestros límites.

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A veces arrastramos a los otros a nuestra oscuridad, cuando lo que queríamos era pedirles que encendieran la luz.

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Los ignorantes no saben que lo son. Los inteligentes saben perfectamente que lo son. Los sabios nuevamente no lo saben.

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Pensar el amor ensancha los abrazos.

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El aburrimiento es la tristeza de la voluntad.

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La voluntad es un músculo.



La liberación de la mujer libera al hombre de sí mismo.

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Nuestros fracasos amorosos nos ayudan a comprender mejor la vida sentimental (de los demás).

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Comunicados permanentemente, ¿cuando diablos pensaremos?

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La vida entera es un ritual muy frágil.

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Es mucho más terrible despedirse que estar solo.

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Buscarse debajo de otra carne.

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La anatomía del amor es suspicaz: resulta imposible amarse frente a frente haciendo coincidir los corazones. Somos demasiado iguales.*

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Los valientes son cobardes furiosos.

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Uno comienza a amar definitivamente a sus padres cuando comprende que morirán.

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La razón, ciertamente, naufraga. Pero sabe nadar.

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No hay nada más sutil que la rutina, pues en ella nos conmueven los matices

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Todos los días nos cambia la vida.

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Amar es una obra de arte.

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El arte modifica para permanecer.

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La imaginación completa la verdad.




* Añadido mío.






Andrés Neuman. El Equilibrista.
Ed. Acantilado
Blog de Andrés: Microréplicas

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