Desde la playa de Ilha de Tavira
(…)
¡Ah, piratas, piratas,
piratas!
¡Piratas, amadme y odiadme!
¡Mezclarme con vosotros!
¡Vuestra furia, vuestra
crueldad, de qué manera hablan a la sangre
de un cuerpo de mujer que fue
mío antaño y cuyo celo sobrevive!
¡Me gustaría ser un bicho
representativo de todos vuestros gestos,
un bicho que clavase dientes
en las amuras, en la quillas,
que comiese mástiles, bebiese
sangre y alquitrán en las cubiertas,
trincase velas, remos,
cordaje y poleas,
serpiente del mar femenina y
monstruosa cebándose en los crímenes!
Y hay una sinfonía de sensaciones
incompatibles y análogas.
Hay una orquestación en mi
sangre de algarabías de crímenes,
de estrépitos espasmódicos de
orgías de sangre en los mares,
furibundamente, como un
vendaval de calor en el espíritu,
¡nube de polvareda caliente
que obnubila mi lucidez
y me hace ver y soñar todo
esto sólo con la piel y las venas!
(…)
¡Ser pirata-resumen de toda
la piratería en su auge,
y la víctima-síntesis, pero
de carne y hueso, de todos los piratas del mundo!
(…)
¡Ah! ¡El salvajismo de este
salvajismo! ¡A la Mierda
toda la vida como la nuestra,
que no es nada de eso!
Yo aquí ingeniero, práctico a
la fuerza, sensible a todo,
aquí parado, en comparación a
vosotros, incluso cuando ando;
incluso cuando actúo, inerte;
incluso cuando me impongo, débil;
estático, quebrantado,
disidente cobarde de vuestra Gloria,
¡de vuestra gran dinámica
estridente, caliente y sangrienta!
¡Bah! ¡Y que no pueda actuar
de acuerdo con mi delirio!
¡Bah! ¡Y que siembre ande
agarrado a las faldas de la civilización!
¡Y que ande con la douceur
des moeurs* a cuestas, como un fardo de encajes!
¡Chulos – todos nosotros lo
somos – del humanitarismo moderno!
¡Estupores de tísicos, de
neurasténicos, de linfáticos,
sin valor para ser alguien
con violencia y audacia,
con el alma como una gallina
cogida por una pata!
¡Ah, los piratas!¡Los
piratas!
El ansia de lo ilegal unido a
lo feroz,
el ansia de las cosas
absolutamente crueles y abominables,
que roe como un celo
abstracto nuestros cuerpos cenceños,
nuestros nervios femeninos y
delicados,
y pone grandes fiebres locas en nuestras
miradas vacías!
Playa de Ilha de Tavira
(…)
¡Haced de mí todas vuestras
víctimas!
¡Como Cristo sufrió por todos
los hombres, quiero sufrir
por todas las víctimas en
vuestras manos,
en vuestras manos callosas,
sangrientas y dedos mutilados
en los bruscos asaltos a las
amuradas!
¡Haced de mí cualquier cosa
como si yo fuese
arrastrado – ¡oh placer, oh
besado dolor! –
arrastrado por las colas de
los caballos fustigados por vosotros…
Pero esto en el mar, esto en
el ma-a-ar esto en el MA-A-A-A-AR!
¡Eh-eh-eh-eh-eh! ¡Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh!
¡EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH! ¡En el MA-A-A-A-AR!
¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh!
¡Todo grita! ¡Todo está
gritando! ¡Vientos, olas, barcos,
mareas, gavias, piratas, mi
alma, la sangre, la sangre, y el aire, el aire!
¡Eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh!
¡Todo canta gritando!
FIFTEEN MEN ON THE DEAD MAN´S CHEST.
YO-HO-HO AND A BOTTLE OF RUM!
¡Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh-eh! ¡Yeh-eh-eh-eh-eh-eh-eh!
(...)
¡Eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh-eh!
¡EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH!
¡EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH!
¡EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH-EH!
Playa de Ilha de Tavira
Algo se rompe en mí. Lo rojo
anocheció.
Sentí demasiado como para
poder continuar sintiendo.
Se agotó el alma, sólo quedó
un eco dentro de mí.
Decrece sensiblemente la
velocidad de engranaje.
Las manos apartan de los ojos
un poco de mis sueños.
Dentro de mí hay sólo vacío,
un desierto, un mar nocturno.
Y en cuanto siento que hay un
mar nocturno dentro de mí,
asciende de sus lejanías,
nace de su silencio,
otra vez, otra vez el basto
grito antiquísimo.
De repente, como un relámpago
de sonido, que no produce ruido sino ternura,
súbitamente abarcando todo
el horizonte marítimo,
húmeda y sombría marejada
humana nocturna,
voz de sirena distante
llorando, llamando,
viene del fondo de la Lejanía, del fondo del
Mar, del alma de los Abismos,
y en la superficie, como
algas boyan mis sueños desechos…
ahò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò- - -
- -yy…
Schooner
ahò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò-ò- - - - -yy…
Playa de Ilha de Tavira
¡Ah, el rocío de mi
excitación!
¡El frescor nocturno en mi
océano interior!
He aquí todo en mí de repente
ante una noche en el mar
llena del enorme misterio
humanísimo de las olas nocturnas.
La luna asciende en el
horizonte
y la infancia feliz
despierta, en mí, como una lágrima.
Mi pasado resurge, como si
ese grito marítimo
fuese un aroma, una voz, el
eco de una canción
que fuese a llamar a mi
pasado
a aquella felicidad que nunca
más volverá a tener.
Playa de Ilha de Tavira
(…)
¡Ah! ¿cómo pude yo pensar,
soñar aquellas cosas?
¡Qué lejos estoy del que fui
hace unos momentos!
¡Histeria de las sensaciones –
tan pronto unas, tan pronto otras!
En la rubia mañana que se
alza, ¡cómo mi oído sólo escoge
las cosas acorde con esta
emoción, el marullear de las aguas,
el leve marullear de las
aguas del río contra el muelle…
la vela que pasa cerca de la
otra orilla,
los montes lejanos, de un
azul japonés,
la casa de Almada,
¡y lo que hay de suavidad y
de infancia en la hora matutina…!
Una gaviota que pasa
y mi ternura es mayor.
Playa de Ilha de Tavira
(…)
¡Maravillosa vida marítima
moderna,
Toda limpieza, salud y
máquinas!
¡Todo tan bien arreglado, tan
espontáneamente ajustado,
todas las piezas de las
máquinas, todos los navíos por los mares,
todos los elementos de la
actividad comercial de exportación e importación
combinándose tan
maravillosamente
que todo funciona como si
obedeciese a leyes naturales,
sin que ninguna cosa tropiece
con la otra!
Playa de Ilha de Tavira
Nada perdió la poesía. Y
ahora además están las maquinas
con su poesía también, y todo
el nuevo género de vida
comercial, mundana,
intelectual, sentimental,
que la era de las máquinas
vino a traer a las almas.
Los viajes ahora son tan
bellos como lo eran antes
y un navío será siempre
bello, sólo porque es un navío.
Viajar es aún viajar y la
lejanía está donde estuvo siempre,
¡en ninguna parte, gracias a
Dios!
(…)
Todo esto hoy es como siempre
fue, pero existe el comercio;
¡y el destino comercial de
los grandes vapores
me envanece mi época!
La mezcolanza de gentes a
bordo de los navíos de pasajeros
me produce el orgullo moderno
de vivir una época en la que es tan fácil
que se mezclen las razas, que
se vendan los espacios, que se vean con facilidad todas las cosas,
y que se goce la vida
realizando un gran número de sueños.
Playa de Ilha de Tavira
(…)
¡Complejidad de la vida! Las
facturas están hechas por gente
que tiene amores, odios,
pasiones políticas, a veces crímenes.
¡Y están tan bien escritas,
tan alineadas, tan independientemente de todo eso!
(...)
¡Ah, y los viajes, los viajes
de recreo, y los otros,
los viajes por mar, en los
que todos somos compañeros de los demás
de manera especial, como si
un misterio
nos acercase las almas y nos
volviese por un momento
patriotas transitorios de una
misma patria incierta,
desplazándose eternamente
sobre la inmensidad de las aguas!
¡Grandes hoteles del
Infinito, oh trasatlánticos míos!
¡Con el cosmopolitismo
perfecto y total de no parar nunca en un punto
Y contener todas las clases
de trajes, de caras, de razas!
(…)
¡Tantas
caras curiosas! Todas las caras son curiosas
y nada nos trae tanta religiosidad como mirar mucho a
la gente.
La fraternidad al final no es una idea revolucionaria.
Es algo que uno aprende a lo largo de la vida, donde
tiene que tolerarlo todo,
y se llega a encontrar gracia en lo que tiene que
tolerar,
¡y uno casi acaba llorando de ternura sobre lo que
toleró!
(…)
Parte,
déjame, conviértete
primero
en navío en medio del río, destacado y nítido,
después
en navío camino de la barra de la bahía, pequeño y negro,
después
en un punto vago del horizonte, (¡oh mi angustia!),
punto
cada vez más vago en el horizonte…,
después
nada, y yo sólo y mi tristeza,
y la
gran ciudad ahora a pleno sol
y la
hora real y desnuda como un muelle ya sin navíos,
y el
lento giro del guindaste que, como un compás que gira,
traza
un semicírculo de no sé qué emoción
en el
silencio conmovido de mi alma…
Alvaro de Campos. Oda Marítima
Orpheu II. Julio 1915
* dulzura de las costumbres
Playa de Ilha de Tavira
Hacia el último atardecer del viaje
Julio 2012